viernes, 30 de noviembre de 2007

Quisiera ser Nazarena Velez

Pluma de ganso 200 dólares, un cuerpo seductor, 10 mil dólares, un hombre que te acompañe, 300 dólares, un transplante de neuronas no tiene precio. Hay cosas que el dinero no puede comprar... para todo lo demás... pregúntenle a Nazarena Vélez.

A la hora de resolver qué ser o qué no ser, admito que más de una vez tuve la tentación de decir: “quiero ser como Nazarena Vélez”, es decir, en palabras de Joaquín Sabina, “un poco lista, un poquitín boba”. Pero desistí por el esfuerzo mental que esto requería.

¿Esfuerzo mental? Sí, por supuesto. Hay tener una gran capacidad para responder a las preguntas inquisidoras de los periodistas. Arreglárselas para que la respuesta sea coherente con la imagen que se intenta dar. Lograr un aspecto estratégico para, como dice Sabina, “pasar de todo y no pasar de moda”.
Ser Nazarena Vélez implica también un esfuerzo físico. Tras una “acertada” respuesta, se debe lograr la tan dificultosa cara de chiquita inocente, ignorante y medio tontita que, como decía antes, es sólo cuestión de imagen. Los fotógrafos exigen más imaginación de la que se puede tener. “Cara de enojada”, “cara seria”, “¡cara de intelectual!”, exclamaciones para las que sólo hay una reacción posible: una expresión similar a la que se hace cuando, jugando al truco, un participante le advierte al otro que tiene un dos.

En fin, luego de analizar las posibilidades opté por aprovechar mis atributos naturales y estudiar una carrera universitaria. Reconozco que Dios no me “premió” con un físico privilegiado, pero por suerte para eso está la ciencia. Te sacan de acá, te agregan allá, un par de pases mágicos y de pronto te convertís en una mujer admirada, o mejor dicho en una mujer deseada ¡aj!.

Estoy contenta con mi decisión. Para ser lo que soy no tuve que invertir tanta plata, me bastó con usar un don natural: la inteligencia. Un don que todos tenemos, pero que no todos aprovechamos... Además tengo otra gran ventaja: a medida que pasan los años mi capital asciende considerablemente. No hablo del aspecto económico, sino de la tan anhelada “vida feliz”. Una familia estable, un trabajo que me permita crecer como persona y una vida íntima.

Pobre Nazarena, porque el tiempo pasa y “todo lo que sube baja”. La fuerza de gravedad te modifica el cuerpo y este tipo de carrera “profesional” se termina. Ojo para los que digan “quiero ser como Nazarena”, porque en algún momento la gloria se acaba, o porque simplemente pienso que nunca la encontrarán.

Espero sus comentarios,
besos,
Clari

Aclaración: La idea no es ofender a Nazarena Velez. Utilice su nombre porque fue el primero que se me vino a la cabeza. Espero que se entienda la idea. Cuando digo Nazarena Velez, es como que este diciendo "Quisiera ser Barbie" o lo que se les ocurra...

jueves, 29 de noviembre de 2007

Hola, primer post.

No sé si se dieron cuenta pero cada vez más el prototipo de mujer exitosa pasa pura y exclusivamente por el aspecto exterior. Sos linda, tenés un buen cuerpo: entonces vas a tener prensa... No importa si cantás bien, no importa si bailás bien, no importa si patinás bien: sólo basta con que te puedas meter en prendas diminutas y exhibirte para ser parte del show.

La sociedad te exige un cuerpo perfecto y la ropa está preparada y diseñada para esos “cuerpos perfectos”. Todo pasa por ahí. El esfuerzo, el talento, el prestigio se pasaron de moda. Estamos en la era del éxito. Mis amigas me dicen “éxitos en el examen”, “éxitos en el trabajo”, “éxitos con la entrevista”... Tal vez me equivoque, pero el éxito me suena a pasajero, viene y se va, se logra con poco esfuerzo...

No quiero ser parte de esta movida que nos consume. Quiero ser perfecta a mi manera. Con dos, tres, cuatro, cinco kilos de más. Sin cirugías, sin que nadie me saque o me ponga lo que me falta o lo que me sobra. Perfecta a mi manera. Tal cual soy, o tal cual pueda ser con esfuerzo y sacrificio. Perfecta a mi manera: NATURAL.

Gracias por pasar, espero recibir muchas opiniones de su parte y ganas de participar.
Besos,
Clari